domingo, 30 de marzo de 2008

Torrelavega mata





Allí dónde la desmesurada polución aspirada en pequeñas dosis provoca altas sensaciones de felicidad. Allí dónde las fábricas son culpables del cambio climático en pequeñas hectáreas.Un lugar dónde al menos un miembro de cada familia se ganó el pan en la misma empresa. Dónde las calles, se revelan ante la lógica y el protocolo urbanístico. Dónde las palomas son casi negras o rosas, y ninguna conserva íntegramente su cuerpo ni su dignidad. Donde la Lechera no es una marca de bollos, y Royal nunca fue una marca de postres. Un lugar dónde los carros del simago, forman parte de la fauna acuática del río principal.
Un lugar en el que para visitar el Amazonas más salvaje sólo tienes que preguntar por Pista Río. Que tiene sus propios personajes populares y sus propias leyendas…
Dónde hay gente que cree que Popo y Joselito han sido alguna vez compañeros de farra.
El único sitio de España, dónde la palabra Inmobiliaria, tiene un significado mucho más amplio.
El único lugar en el que parece que el cine se pasó de moda, y decidieron quemarlo o tirarlo.
Una ciudad respetable, dónde los curas y las monjas siempre estuvieron muy separados. Hasta que me fui yo.
Un sitio, en el que nos gusta dar vueltas a las cosas y por eso lo llenamos todo de rotondas. dónde las fuentes nunca funcionaron.
Allí dónde los centros neurálgicos de reunión juvenil, se escogen por la hiper-concentración de azúcares; Flati o Mantecón, dónde lo mismo te venden un chicle, que una peluca, que el último premio planeta, que petardos ilegales. Un lugar con tradiciones… como evitar la necesidad de pagar en el Peña´s o abusar de la bondad de Loli, siempre dispuesta a venderte un trago, sin necesidad de haber hecho la primera comunión.
Una ciudad que no tiene miedo a la mutación por la contaminación ni a caminar por las vías del tren.
Dónde el colesterol, no es sólo una enfermedad.
Un sitio, dónde llamamos a las cosas por su nombre, que si hay vinos, pues Zona de vinos. Que si tiene el suelo rojo, pues Plaza Roja.
Un lugar con color y olores propios.
Dónde ni los ríos ni el cielo son azules...
Mi casa.




No, no es morriña. Porque el texto no es mío. Es de Paula. Pero ahora, de nuevo lejos de mi casa, siento que este pequeño homenaje también es en parte mío. Porque Torrelavega mata, pero también te da la vida.

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