lunes, 4 de febrero de 2008


La Ley de Murphy reza si algo tiene la posibilidad de salir mal, saldrá mal. Fue formulada por Edward A. Murphy Jr., un ingeniero de desarrollo.

Probablemente habéis oído nombrarla varias veces a lo largo de vuestra vida. Incluso apostaría a que en más de una ocasión vosotros mismo la habéis mencionado, a tenor de algún hecho cualquiera.

Pues bien. El viernes pasado yo tuve la oportunidad de vivir sus efectos en mis propias carnes (en toda su amplitud :D), además de acordarme del señor Murphy y de todos sus muertos.

Para quién no lo sepa (aún), hace un año y nueve meses que volví a vivir en casa de mi madre en mi Torrelavega natal. En ese tiempo me licencié y empecé a buscar trabajo aquí de algo relacionado con mis estudios. Unas cuantas entrevistas frustradas se mezclaron con un curso de nueve meses, que al ser en parte financiado por el INEM me obligaba a estar apuntada en el paro.

Mientras tanto, mi tío, profesional reconocido a nivel regional del mismo gremio, me puso en contacto con una señora de la que no daré más pistas, quien resumidamente todo lo que me ofrecía es "haz el máster de la empresa y luego haces prácticas".

Viendo ese desolador panorama, no es de extrañar que después de tanto tiempo aguantando la preguntita de ¿cuándo te vuelves a Madrid? me diera un día por decir pues a principio de año. Y ahora que por fin me he decidido y tengo ya hasta el billete comprado me llega una "oferta" (ejem ejem) del segundo periódico cántabro en importancia. No voy a entrar en detalles de las condiciones (bastante esclavistas, pero entiendo que eso es lo normal y que tendré que pasar por ello), pero dejémoslo en que se me promete un contrato a medio plazo.

Lógicamente he declinado, dudando porque rechazar ofertas de trabajo parece pecado en estos tiempos y porque mentiría si dijera que no tengo un porcentaje de ganas de quedarme aquí, por el miedito escénico que me da Madrid y por lo a gusto que he vuelto a sentirme en los últimos meses gracias a los nuevos amigos que me han adoptado. Pero es que si no me voy ahora no me iré nunca, y aunque el mejor futuro que me espere en Madrid fuera trabajar en FNAC y comer macarrones tres veces a la semana, quiero hacerlo. Me debo volver a intentarlo, aunque sólo sea por quedar en paz conmigo misma y demostrarme que sola puedo. De volver siempre estoy a tiempo.

Pero claro, explícale esto a Ciriaco. Y a Murphy...

1 comentarios:

Annied0g dijo...

Jope chiquilla, si al final se te rifan! :)

di la verdad, que tú por lo que te vas es para alejarte de nosotros! y por los conciertos tambien! xD